Me llaman por mi nombre:
a veces doy vuelta la cabeza,
me pregunto si ese soy yo.
Esta ropa de afuera y de dentro
cubren mis partes de los espejos
sus falsos soles que abofetean los más altos sueños
me llaman
y me declaro insolvente para casi todo
es inútil explicar la belleza
no está clasificada dentro de uno
anda a cara descubierta en todas partes
pero apenas se ve
de vez en vez
tal sorpresa súbita
y de eso nadie habla
el miedo
puede más que el misterio escondido en el silencio,
es bien escaso
como el oro o el rostro de un ángel
ese tal mi nombre
por el que no me llaman y soy
transita abofeteado por los días y sus gentes
sin que la voz sea oída
con el peso de la epifanía con que se recitan evangelios
más bien miran mis zapatos gastados
no el camino sendero callejas
míranme como un sin arte ni parte de nada
mala luz pan rancio para bocas gourmet
cosa imperdonable
que anda con olor natural de sudor y sangre
estas manos desnudas abiertas
no dan su mensaje de hospitalidad
su idioma escaso
esa palabra extraña
para los espíritus generales
manos como cadáveres sin abrazos
que una vez soñaron otro destino
y guarda ese folleto en el bolsillo
porque se niega a traicionar
el amor o lo que sea que signifique
esa alquimia lejana
transmutar sueños en pan vino y risas
a garganta batiente
con los rubíes bien pulidos de la sangre
en el mesón del universo
que abarca los infinitos amores humanos.
Pero
- siempre hay un pero-
me llaman por mi nombre
ese que apenas me roza:
a veces doy vuelta la cabeza.
a veces doy vuelta la cabeza,
me pregunto si ese soy yo.
Esta ropa de afuera y de dentro
cubren mis partes de los espejos
sus falsos soles que abofetean los más altos sueños
me llaman
y me declaro insolvente para casi todo
es inútil explicar la belleza
no está clasificada dentro de uno
anda a cara descubierta en todas partes
pero apenas se ve
de vez en vez
tal sorpresa súbita
y de eso nadie habla
el miedo
puede más que el misterio escondido en el silencio,
es bien escaso
como el oro o el rostro de un ángel
ese tal mi nombre
por el que no me llaman y soy
transita abofeteado por los días y sus gentes
sin que la voz sea oída
con el peso de la epifanía con que se recitan evangelios
más bien miran mis zapatos gastados
no el camino sendero callejas
míranme como un sin arte ni parte de nada
mala luz pan rancio para bocas gourmet
cosa imperdonable
que anda con olor natural de sudor y sangre
estas manos desnudas abiertas
no dan su mensaje de hospitalidad
su idioma escaso
esa palabra extraña
para los espíritus generales
manos como cadáveres sin abrazos
que una vez soñaron otro destino
y guarda ese folleto en el bolsillo
porque se niega a traicionar
el amor o lo que sea que signifique
esa alquimia lejana
transmutar sueños en pan vino y risas
a garganta batiente
con los rubíes bien pulidos de la sangre
en el mesón del universo
que abarca los infinitos amores humanos.
Pero
- siempre hay un pero-
me llaman por mi nombre
ese que apenas me roza:
a veces doy vuelta la cabeza.
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