sábado, 11 de junio de 2011

HOMILIA UNO

Está en el libro de Thot
secretario de los dioses
que guarda el secreto del conocimiento,
y está en el papiro de Turis
donde se detalla el intento de asesinato
de un faraón.
Está en las clavículas de Salomón
que  dicen que contiene su testamento
para hacer del hombre que lea
el mas poderoso de la tierra,
y está en el Excalibur
la única obra de la cienciología que no es pública.
Si.
Está en el Index Librorum Prohibitorum
donde se guardaron como a herejes
a Erasmo de Rotterdam, Descartes y Balzac entre muchos
y está en la quema ordenada por Chi-Huan Ti
cuando redujo a cenizas casi todo lo escrito
para obligar a la historia a empezar con él una vez mas.
Está en Confucio
cuya memoria porfiada sobrevivió a Chi-Huan Ti
y está en el libro confiscado y quemado
del sofista Protágoras de Abdera
acusado de impiedad y blasfemia
porque dudó de la existencia de los dioses.
Y claro,
también está en los libros de Platón
aunque según Diógenes Laercio
quemó todos los poemas de Sócrates.
En fin,
la palabra sigue siendo peligrosa,
un pequeño descuido y te decapita el alma.
Heinrich Heme cuyos libros ardieron
en la hoguera nazi lo sabe muy bien:
-Ahí donde queman libros
terminan quemando hombres, dijo.
De modo que cuida tus palabras
porque es todo cuanto tienes
y como dice Wilhelm Busch
pensamientos estúpidos tenemos todos
pero el sabio se los calla.
Este es el evangelio de la palabra:
Del fruto del corazón habla la boca.
Amén.
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sábado, 4 de junio de 2011

INSTRUCCIONES PARA ARMAR

Antes que nada
si piensan hacerlo,
entonces suban el Aconcagua o el Everest
de no ser posible cualquier altura es suficiente,
usen medias de dos colores
saluden a las mujeres viejas
como si fueran vírgenes increíbles,
pónganse un sombrero majestuoso
no hagan caso de las miradas
cómprense un bastón de mango dorado
y si es posible úsenlo al menos dos días
sin decir palabra del porqué,
lean una Reader Digest vieja
digamos de los años sesenta
y vean la diferencia,
luego guarden bien las palabras en la memoria.
Cuando cenen, a modo de ejercicio,
mastiquen cada bocado al menos veinte veces
con la boca cerrada
con los ojos cerrados
sin decir palabra hasta que no quede nada.
Luego guarden bien las palabras en la memoria.
Átense un pañuelo entorno los ojos
y desplácense al menos dos horas por la calle
sin ayuda, sin hablar,
luego vuelvan al punto de partida
y observen la diferencia.
Besen a la persona más fea que conozcan
y sin mostrar cara de asco
ofrézcanle la mejor de las sonrisas,
absténganse de bañarse por tres días
usando la misma ropa y si es posible en verano,
beban una cerveza a la salud de cualquiera
digamos, el primero que vean al destaparla,
si no tienen perro mejor, si tienen gatos
imítenlos durante veinticuatro horas.
Luego guarden bien las palabras en la memoria.
En la ducha abran la boca y llénenla de agua,
también los oídos.
Agudicen los sentidos, el tacto sobre todo
y dejen espacios vacíos en la materia gris.
Llegada cierta noche no prendan la luz,
enciendan velas y ensayen algún ritual a elección.
Nunca comenten lo que hacen ni porqué,
al que le interesa a su tiempo lo sabrá
por los demás no vale la pena.
Luego guarden bien las palabras en la memoria.
Usen paraguas cuando no llueve
y diccionarios que no expliquen nada.
Luego de completar este listado
y antes de pasar al siguiente
por favor,
tómense un momento de respiro
una hoja en blanco
un jazmín en flor
y saquen todas esas palabras de la memoria,
allí estará aguardando la poesía.
Una vez parido y sangrado como corresponde,
vuélvase a recomenzar.

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