miércoles, 29 de octubre de 2014

MALDITO GOZO

Maldito gozo del cantar humanamente
gueto umbrío de los placeres más góticos,
arcabuz de una baba que corre como araña
allá la vida,                                          
los saxos desmigajando unas cuantas nubes
tocándonos los miedos,
donde va con la velocidad de un terremoto
pluscuamperfecta la proa del silencio
que soporta las venas
sembrando paces maría pajaramente
y le caen los astros por la ventana.
De manera que cada uno según fuere
venga y beba como el clavel del aire,
deje su torso en el armario
como la sombra de un pájaro azul suicida,
estalle el testículo que ova el futuro maldito de genes,
oiga la oreja quebrarse de adverbios
que el tenor en su do no sostiene,
almendre en la cerradura de la vida
la pretensión punitiva de los años,
que azoga maría y siembra paces  en el horizonte herido
por el misterio inapagable del pobrerío
en las tripas de los días.
No  basta sólo la furia,
y digo
el maldito gozo de cantar humanamente
por las avenidas de los violines
donde las catacumbas siguen abiertas allá de los malparidos.
Aleluya de las sangres inocentes,
maría sembrando paces pajaramente,
y amén de cada uno según fuere
selle piedras la profecía del hombre.

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DERECHOS  RESERVADOS

domingo, 26 de octubre de 2014

MONÓLOGO DEL EFECTO DEL ALCOHOL

Hablemos concretamente del perdón
y saber a qué estamos dispuestos sin discursos
que hay palabras que se mueven como cuerpos en la noche
que hay noches que se mueven como cuerpos en las palabras
que hay cuerpos que se mueven en la noche sin palabras
y es ahí donde sé que estás definitivamente
más allá de las palabras los cuerpos y las noches
arriba debajo de un costado y del otro
en todos los huecos encarajinados del mundo
estás pero no te escucho suficientemente
porque ya me han robado los marzos y setiembres,
he tirado la casa por la ventana, la ventana y la casa
y estoy a la intemperie como un café frío,
contigo paso los días
los días y las noches
llenos de inaudito silencio en los intersticios del alma
golpeando como martillo en el clavo:
cómo pudo sucederme justo a mí pregunto,
sangre derramada injustamente en lugares de olvido:
y es que las cosas suceden por estar vivo como ahora mismo
donde la luna es amarillenta y medio sucia diría
porque así puede ser también un destino cualquiera,
uno brilla un momento como moneda nueva al sol
sólo un reflejo súbito,
un impacto de décimas de segundos en el universo
porque el mundo de uno es muy pequeño
pero nos parece enorme,
en el tiempo y el espacio somos despreciables
pero insistimos en ver siempre por el mismo oloroso esfínter,
la mayoría de las veces uno siembra palomas
pero se dispersan como cuervos
y muchos tendrán infartos de corazón
algunos tendrán un nuevo día
otros fundirán sus ilusiones en el último aire entubado
y sé que afuera llueve mansamente
gotas de sueños de pobres
todo parece estar hecho de sueños extraños,
camino solitario con mis pies descalzos y llagados
¿quién dicen que soy yo?
te miro a los ojos -no los ojos-, te miro y te digo
quién eres ahora
quién detrás de los vidrios del universo
quién todo de todo
hasta el misterio del silencio
te miro a los ojos parpadeantes
y no te conozco
como nadie te conoce o me conoce
es un misterio que estemos juntos aquí
de algún modo extraño y manifiesto
como por ejemplo para que alguien pueda escribir ahora
sobre esto mismo y otro pueda leerlo
sin que te conozca o me conozca
quién es ese
quién eres tú ahora
quién dice que soy yo.
No obstante los versos salen como volutas de humo
estúpidos y desparejos
se esparcen en el aire
como un disparo a la luna que nunca llegará
esa luna que ya te dije o cualquier otra
una luna es una luna y lo demás son palabras,
su beso está hecho de gotitas frías de niebla.
He caminado por las cloacas del mundo
he caminado por París bajo lluvia y es una mierda
las películas y las canciones me han engañado
he escuchado a los niños llorar en Chicago
y se duelen igual que en cualquier inmundo agujero
como por ejemplo en un pent-house en Manhattan
en un barrio de Bogotá o justo al lado del muro en Gaza.
Sigo mi marcha como balazo salido de alguna estúpida parte
porque sé que todos buscan a alguien a quien culpar
y estoy disponible
y sé que la gente se cree que son estrellas de carne y hueso
para una triste historia de película
con su tarjeta para el día de los enamorados
y el tatuaje de una promesa ingenua,
el amor convenientemente estereotipado
que está guardado en el cajón de la mesita de luz
y yo no tengo una tarjeta del día de los enamorados ¡qué suerte!
nada tengo para mi pecado original,
mis bellos púbicos están teñidos de culpa para siempre
como una pesadilla o un programa en la cabeza
que se repite y se repite
tajeando el corazón que chorrea estas culpas
y me pregunto qué he hecho más que amar
de todas las formas posibles sin cagar a nadie,
si no basta ir muriéndose en cuotas cada noche
y decir que el de ayer ya no era yo
y soy este de ahora, de este día y esta hora
aunque sé que cada vez que me de vuelta
volveré a ver las mismas viejas cosas
tu cara que ya no estará a mi vista,
que es sólo polvo y nada como una sonrisa quieta
con el gesto atribulado
de un estado de indefensión perpetuo
y estoy solo
buscando con la vara, tanteando a palos la justicia
para que sangre infinitas equidades
como una manifestación de mendigos
huyendo de lugares malditos
con sus maderos desnudos
que es decir con sus brazos abiertos y suplicantes
como un gesto de cruz que se cierne humana
y abraza la ternura de uno o dos mandamientos cumplidos,
no es una buena señal andar escondiendo el corazón,
lo sé,
no necesito ocasionales palmaditas en la espalda,
estoy cómodo como pulga en el lomo de un perro sarnoso
y ando así por el mundo pulgeando mi peripecia molesta
entre las personas que sonríen pero sólo son muecas atroces,
la realidad sigue siendo árida para la felicidad.
Te pones los guantes y cuando suena la campana
sales a pelear.
No es fácil, si fuera fácil todo el mundo lo haría.
Ahí lo tienes. Ya no digo más.
Me tomo la última copa y me voy.
Hay que olvidarse del mañana hasta mañana
hasta mañana hasta mañana hasta mañana.

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sábado, 18 de octubre de 2014

ESTOY LOCO

Pisoteo esta tierra que me sostiene,
esta cosa que deambula el universo, atada,
girando y mirando siempre a su dios
que le devuelve el fuego de su luz,
esa mirada extrema
de un señor quieto que la quiere pero la amenaza,
extraña esclavitud de tiempo y espacio,  
esta bola de billar desgastada de libertad y yo en ella
mirando con pavor el universo
mirando con asombro la noche inagotable
mirando con vehemencia  mi nada.
Es cierto, estoy loco.
Pero he visto a otros más cuerdos que yo y no los envidio.
No sé qué les ha abierto sus cerebros y su imaginación
y han volado como moscas de los cuerpos de los muertos
han volado como discursos huecos, ceniceros sin cenizas
sólo el aroma rancio de alguna que otra buena palabra
que se ha ido sin ninguna intención.
Hay menos chalecos de fuerza que gente apropiadas en ellos
esos peligrosos sin amor como simples máquinas,
gruesos errores genéticos con disfraces que hasta parecen convincentes;
hay más gente en chalecos de fuerza sin causa alguna
inocentes por falta de defensa, incontinentes,
y eso se llama poder:
¡malditos imbéciles! abusarse de los pobres.
Soy yo el que está loco y lo digo.
Ellos ni siquiera lo saben.
Ni lo saben los mismos horrorosos escritores
con ropa de marca inglesa y sangre bastarda.
Ni lo sabe el mercadeo que los eleva hacia algún Olimpo
donde dicen que lo que dicen es más alto que el Aconcagua
o que el Everest o el Himalaya
y ellos los muy necios borricos se lo creen a total satisfacción
como deslizándose en el carro del sol robado a Apolo,
a beber de la ambrosía, mortales que no pisotean la tierra
y despiertan con el regusto que apesta cada mañana
y me pregunto revuelto en mi vómito cerebral,
qué es ese charquito de palabras que han dejado
como malas huellas en un piso recién lavado,
porqué sólo veo gotitas de agua salada atacando mi ya envejecida sed
de algo que realmente no atente contra el silencio de mi alma.
Estoy loco y estoy perdiendo el juego.
De eso se trata: de vivir.
Nadie debería pagar el precio de la desgracia.
Pisoteo la tierra que me sostiene, es más,
salto y salto hasta cansarme
hasta que se me salen los pulmones
y goteo un sudor básico y ancestral.
La Internacional y El Mesías de Haendel
son buenas cosas para el alma.
Uno no debería morirse así
un día cualquiera
en esta casa de locos sin desesperarse
sin  tener un minuto de silencio
por lo único, sagrado e irrepetible
que es una sencilla vida.
He perdido todas las revoluciones planeadas.
Todavía cargo un par para que estallen a mi salida.
Todavía cargo un par de largas puteadas de amor.
Las he mantenido como gusanos dando vuelta en el cerebro,
oxigenando lo que queda del futuro.
Cada día resucito de mi cama como un pequeño dios
que es decir como un simple hombre,
cada día arguyo y pataleo epifanías con desespero.
Me quieren ahuyentar de mi evangelio , prevenir a los incautos,
y es por eso que pisoteo esta tierra que me sostiene,
salto y salto sobre ella, llena de sangre sin justicia
llena de voces que esperan su alarido desesperado
nudos que esperan ser atados
perdones que esperan ser desatados
ojos que quieren cerrarse y descansar en paz.
Pero sólo hay cerrojos.
Muros donde se encierran a los silenciosos
o al menos eso creen los muy tontos.
Es cierto: estoy loco.
Me voy calle abajo con mis flores hacia el río grande como mar,
me voy despidiendo.
Es cierto: el corazón me duele.
Voy pisoteando esta tierra que me sostiene agarrado de mi cruz.
Soy carne de amor.
Estoy loco.

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