Hablemos concretamente del perdón
y saber a qué estamos
dispuestos sin discursos
que hay palabras que se
mueven como cuerpos en la noche
que hay noches que se
mueven como cuerpos en las palabras
que hay cuerpos que se
mueven en la noche sin palabras
y es ahí donde sé que
estás definitivamente
más allá de las palabras
los cuerpos y las noches
arriba debajo de un
costado y del otro
en todos los huecos
encarajinados del mundo
estás pero no te escucho
suficientemente
porque ya me han robado
los marzos y setiembres,
he tirado la casa por la
ventana, la ventana y la casa
y estoy a la intemperie
como un café frío,
contigo paso los días
los días y las noches
llenos de inaudito
silencio en los intersticios del alma
golpeando como martillo
en el clavo:
cómo pudo sucederme justo
a mí pregunto,
sangre derramada
injustamente en lugares de olvido:
y es que las cosas suceden por estar vivo
como ahora mismo
donde la luna es amarillenta y medio
sucia diría
porque así puede ser también un destino
cualquiera,
uno brilla un momento como moneda nueva
al sol
sólo un reflejo súbito,
un impacto de décimas de segundos en el
universo
porque el mundo de uno es muy pequeño
pero nos parece enorme,
en el tiempo y el espacio somos
despreciables
pero insistimos en ver siempre por el
mismo oloroso esfínter,
la mayoría de las veces uno siembra
palomas
pero se dispersan como cuervos
y muchos tendrán infartos de corazón
algunos tendrán un nuevo día
otros fundirán sus ilusiones en el último
aire entubado
y sé que afuera llueve mansamente
gotas de sueños de pobres
todo parece estar hecho de sueños
extraños,
camino solitario con mis pies descalzos y
llagados
¿quién dicen que soy yo?
te miro a los ojos -no los ojos-, te miro
y te digo
quién eres ahora
quién detrás de los vidrios del universo
quién todo de todo
hasta el misterio del silencio
te miro a los ojos parpadeantes
y no te conozco
como nadie te conoce o me conoce
es un misterio que estemos juntos aquí
de algún modo extraño y manifiesto
como por ejemplo para que alguien pueda
escribir ahora
sobre esto mismo y otro pueda leerlo
sin que te conozca o me conozca
quién es ese
quién eres tú ahora
quién dice que soy yo.
No obstante los versos salen como volutas
de humo
estúpidos y desparejos
se esparcen en el aire
como un disparo a la luna que nunca
llegará
esa luna que ya te dije o cualquier otra
una luna es una luna y lo demás son
palabras,
su beso está hecho de gotitas frías de
niebla.
He caminado por las cloacas del mundo
he caminado por París bajo lluvia y es
una mierda
las películas y las canciones me han
engañado
he escuchado a los niños llorar en
Chicago
y se duelen igual que en cualquier
inmundo agujero
como por ejemplo en un pent-house en
Manhattan
en un barrio de Bogotá o justo al lado
del muro en Gaza.
Sigo mi marcha como balazo salido de
alguna estúpida parte
porque sé que todos buscan a alguien a
quien culpar
y estoy disponible
y sé que la gente se cree que son
estrellas de carne y hueso
para una triste historia de película
con su tarjeta para el día de los
enamorados
y el tatuaje de una promesa ingenua,
el amor convenientemente estereotipado
que está guardado en el cajón de la
mesita de luz
y yo no tengo una tarjeta del día de los
enamorados ¡qué suerte!
nada tengo para mi pecado original,
mis bellos púbicos están teñidos de culpa
para siempre
como una pesadilla o un programa en la
cabeza
que se repite y se repite
tajeando el corazón que chorrea estas
culpas
y me pregunto qué he hecho más que amar
de todas las formas posibles sin cagar a
nadie,
si no basta ir muriéndose en cuotas cada
noche
y decir que el de ayer ya no era yo
y soy este de ahora, de este día y esta
hora
aunque sé que cada vez que me de vuelta
volveré a ver las mismas viejas cosas
tu cara que ya no estará a mi vista,
que es sólo polvo y nada como una sonrisa
quieta
con el gesto atribulado
de un estado de indefensión perpetuo
y estoy solo
buscando con la vara, tanteando a palos
la justicia
para que sangre infinitas equidades
como una manifestación de mendigos
huyendo de lugares malditos
con sus maderos desnudos
que es decir con sus brazos abiertos y
suplicantes
como un gesto de cruz que se cierne humana
y abraza la ternura de uno o dos
mandamientos cumplidos,
no es una buena señal andar escondiendo
el corazón,
lo sé,
no necesito ocasionales palmaditas en la
espalda,
estoy cómodo como pulga en el lomo de un
perro sarnoso
y ando así por el mundo pulgeando mi
peripecia molesta
entre las personas que sonríen pero sólo
son muecas atroces,
la realidad sigue siendo árida para la
felicidad.
Te pones los guantes y cuando suena la
campana
sales a pelear.
No es fácil, si fuera fácil todo el mundo
lo haría.
Ahí lo tienes. Ya no digo más.
Me tomo la última copa y me voy.
Hay que olvidarse del mañana hasta mañana
hasta mañana hasta mañana hasta mañana.
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