jueves, 29 de diciembre de 2022

ASÍ ESTÁ LA COSA

No se digiere
pasa por las tripas y sale
no se consume
uno puede leer cada letra
hasta que no queda nada de lo leído
pero ahí está
pegándote en la cara por incómoda
atorranta mal hablada
que se prostituye con cualquier par de ojos infames
porque lo árido es complicado
y lo difícil de decir no se dice
se intuye
será por eso que se da gratis
para que no vuelvas nunca más
así está la cosa
poesía vida vómito utopía
o como se llame.

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domingo, 25 de diciembre de 2022

SI DE ALGÚN MODO

Si de algún modo
por los ojos de un pájaro miran todos los pájaros,
entonces la palabra humano abarca todo lo humano,
crepúsculo
es Aspasia y yo
que soy tan lejano
tocándonos en el horizonte
sangre
es un soplo antiguo que abraza
corazón
es un ritmo que retumba de siglos
llevando el almario a cuestas.
Entonces
el infierno
cabe en las palabras que no se exorcizan: 
entre el pecado y el amor.

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martes, 20 de diciembre de 2022

ELÍ! ELÍ! ¿LAMA SABACTANI?

El temor de la inmensidad
la casi nada de estos ojos que lo ve desde su ser
se abraza con Blaise Pascal
en la paradoja de la noche estrellada
conmueve
fuera ya de cualquier teoría
el encuentro de las almas
-si es posible el milagro-
con esos puntos luminosos
allá de la naturaleza humana y su contenido
caja de Pandora entre lo trágico y lo divino
con su condición a cuestas
en esa sensación de exiliado perpetuo
de amor perdido alguna vez hace muchas memorias
y pequeños remedos que no alcanzan
abrazados a la fe del camino como un loco con su dignidad
o un perro que perdió el rumbo a casa
y husmea cada cosa
quiere que cada detalle
sea una señal
entre tanto gesto absurdo y hostil
con el temor de la inmensidad desde la casi nada
ahí arriba en la noche estrellada
desde el hombre estrellado .
Estoy hecho de fragmentos.
Elí! Elí! ¿Lama sabactani?

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lunes, 12 de diciembre de 2022

FINALMENTE

Finalmente
cuántos están a tu lado
a pesar de tu cara de mal tiempo
la lluvia que te corre
los soles que te queman
al cabo cuántos son
los abrazos necesarios que llegan sin pedirlos
las almohadas donde cerrar los ojos
las manos que regulan la música del corazón
cuántos los segundos de ahogarse de risa
de llorar hasta romperse
creer ciegamente en una promesa
luego verla estallar
y astillarse la piel con los pedazos
al fin cuál es el credo
que puede rezarse de una persona cualquiera
prójima próxima o lejana
cuál la tierra prometida
después de años incontables de desiertos
dónde al final la esperanza
deja de ser siempre la misma palabra
la poesía una excusa del alma
la muerte una distancia incontenible
el silencio un sonido terrible
las tumbas sin nombres de los propósitos muertos
a fin de cuentas todo nada
siempre nunca lo mismo
a su porfía:
mi sombra y yo
aquí todavía.

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miércoles, 7 de diciembre de 2022

PECES DE COLORES

Y habían peces de colores dando vueltas
mirando las cosas opacas detrás del vidrio
dando vueltas y vueltas
donde las cosas parecían felices y distintas
mientras pensaba en ese mundo detrás de los vidrios 
mirando a los compañeros
que daban vueltas y vueltas conmigo
peces de colores moviendo la cola perpetuamente
esperando que nos caiga el mismo puto alimento
granulado mundo pequeño,
uno pensaba en ese mundo detrás de los vidrios
y esas flores color utopía difusas opacas
afuera de la pecera.

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viernes, 2 de diciembre de 2022

PARA SIEMPRE

 

Cuando desapareciste
lloré junto a la sombra ausente
junto a la sombra desaparecida
y soy eso
esa nostalgia que baila en la lluvia mansa de las azoteas
un ladrido solitario de novias que nos olvidaron
de colas que ya no se mueven y huesos enterrados.
Soy eso a esta hora
en que anochece en los portales de Nuevo París
regando tu mis nostalgias de tus ojos
¿de qué está hecha la justicia de los que se quieren?
¿dónde estás que yo no esté o mis manos?
que ya no se oiga el ruido de tu cuerpo
eternamente perseguido de mí
por esa calle en que navegás a oscuras
negra como un puño de preguntas y silencios
como las bestias del olvido
que se me vienen cada vez más si no me cuido
golpeándome las noches todas
en la puerta de vos
atrapado en una fotografía apenas
tanta vida y la nada para siempre.
Para siempre.
 
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miércoles, 30 de noviembre de 2022

UNA CRUZ SE HA CAÍDO

Una cruz se ha caído.
El cura horrorizado mira el armatoste clavado de cabeza,
es decir, como Pedro
y se espanta.
Mira a lo alto de la iglesia y se pregunta
cómo ha sido que han dejado sin la señal de la cruz este lugar.
Es que la cruz está inclinada justo en el jardín
como un nuevo huerto de Getsemaní.
Es que la cruz está orando su signo de hormigón
en nombre de su símbolo,
es que la cruz quiere acaso apartar de él ese cáliz.
El cura se inclina como pocas veces
con tanta sinceridad que hasta parece un cura,
mira
y su mirada es todo un discurso
todo un sermón,
las palabras les naufragaron mar adentro de su boca
donde la fe le anda a tientas.
El sol cae a pique sobre la sombra
donde la cruz se alarga y abarca.
Un silencio dice su homilía de viento y pájaros.
Entonces el cura de rodillas se confiesa
como un hombre simple
como una carne polvorosa
como un gusano que se arrastra.
Otro silencio también dice su homilía de viento y pájaros.
Una nube larga opaca brevemente
y rasga como lienzos del templo el cielo.
Todavía hay lugar para perdonar siete veces siete.
Todavía puede valer la pena saber de otros corazones.
La ropa nada significa,
no hace a nadie digno sino estético.
Una cruz se ha caído
y hecho un milagro tan sencillo:
un hombre se ha levantado,
enamorado.
Es que el campanero
sigue tocando su campana
duro y parejo,
lento y seguro.

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jueves, 24 de noviembre de 2022

SIMPLEMENTE ELLA

Ella esta quieta y me mira.
La mañana está tibia mismamente
como la sopa que hacía mi madre
cuando mira mis aproximaciones con sutil atención
y mueve la cabeza porque recorre mi mapa
como estudiándolo
pero está quieta y sumisa :
sabe de mis movimientos y mis manos,
no se escandaliza ni grita
y me recibe con apenas un sonido quedo
como aguardándome
todos y cada unos de los días.
Está recostada y observándome
y es hasta más linda cuando el sol se cuela
y la ilumina con un rayo pequeño y tornasolado
y con asombro me extasío en todos sus colores.
Yo la cubro con mi sombra
la cubro con mis ojos
y ella se queda así, esperándome,
lista a la llegada de mis manos al roce en su costado
hasta que se hundan como barcos mis dedos
buscando
y aguarda haciendo sólo suyo el próximo momento.
Agradeceré sus frutos debidamente esta mañana.
Ella que espera
y yo que cumplo con lo que prometo:
acerco mis manos al contacto
y es como una magia extraña el encuentro.
La mañana está tibia mismamente
y todo ha sido consumado:
la gallina ha puesto un huevo una vez más.

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viernes, 18 de noviembre de 2022

EL ELEGIDO

 Un paisaje sin luna se parece a un abismo donde exactamente los perros buscan su linaje y vienen a desgarrar las certidumbres. El presagio de un dios avanza, cruje las maderas de las nubes y las venas corren como si huyeran y nunca llegaran. Assir Mun-Abbir siente en sus vísceras que todos los males se tornan sobre su cabeza y la maldición de los cielos lo ha transformado. Las balas que matan no lo echaron de menos y sobre sus manchas de sangre tampoco ha edificado la paz. Sus ojos lo sabían y navegaban la oscuridad como botes de goma, con los párpados abarrotados de corales que no ven y en la boca del estómago le martillea la angustia, las costuras azuladas de la intimidad se hacen tan manifiestas que lo desnudan de todo placer, y como el agua, corroe sutilmente esos mundos hasta sus muslos, se deslizan inestables con pasos de escarabajo, y más abajo, donde sus pies no tienen costa, le sube un oleaje de asfixia, de infinita desgracia que no perdona.

Un presagio cada vez más cercano de ese dios le produce cantos desgarradores. No pretendía comprender las implicaciones de su cuerpo tendido, desparramado de cualquier manera, fundiéndose y arenando los miembros lenta e invisiblemente, porque no hay manera de volver a tallar el destino de un hombre ni un hombre puede cambiar sus trágicos designios. Porque ¿qué hay más que un mundo que emerge como una bala de las callejas? Se preguntaba confundido, ¿qué hay en la carne negro como el alquitrán, que se estira cual si fuesen dedos a través de la sangre y mas allá, sin siquiera una luna vaciando el alma, bebiéndose la roja cerveza y como si la propia cabeza calzara una capucha de no ver? ¿Qué cosa hace suponer eternidades a este Assir Mun-Abbir que represento aquí, en mi peregrino éxodo?
A nadie le importa que yo hable –se repetía-,mis heridas se abren como balcones con sus flores lentas, mi fiebre alienta una farola de extraña luz que hace incierto cada objeto y los sonidos revientan agriamente a quejidos y penares, como escopetazos que resuenan en esa ciudad fantasmagórica llamada corazón.
Pero una sombra le sopló el rostro. Una sombra con la pesadez de las músicas de los bares ultramarinos, que lo impresiona como un borracho llegando desde un espejo desgarrado con los párpados llenos de soles invadidos de triunfos y algas. Una sombra lo envolvió en el manto destinado a los inmortales, parecido iba a una burbuja desprendida e ingrávida, alzada desde la tierra en que anduvo y en una secuencia indefinida de imágenes lo depositó en un jardín, cuidadosamente sepultado en la huella de un pelícano. Eso es lo que sucedió.
“Todo es sueño” dijo Assir Mun-Abbir en un susurro viendo una casa que parecía un navío y un cuerpo semejante al suyo que andaba debajo de los mares. Extrañamente también alcanzó a ver con cierta nostalgia las copas alzadas de todos sus muertos retumbando en las olas, y entonces regresó a su memoria el registro de aquellas palabras que su barbado abuelo le profetizara: un hombre puede cambiarlo todo, pero no un amanecer, ni una lluvia, ni una visión, aunque su alma caiga como un halcón chillando malherido.
“¡Qué dios es este –grita Assir-, que me condena a tantas escenas que no descifro, que filosofan los infiernos en el fondo de mi alma, que devuelve a la memoria los ojos fijos de los muertos como un vapor que sube de una hoguera y su vaho salvaje destripa mi corazón en un ritual indigno de un hombre! ¿Qué dios expía mis sacramentos y sin darse a conocer, pretende que crea en tales espejismos? ¡Muéstrate –increpaba fieramente-, quiero saber qué te propones antes de beber en el cuenco del olvido esta ácida estupidez!.
Porque sobre el lecho de las aguas nada puedo ver, ni siquiera mis carnes que en tantas oportunidades voraces dediqué al deseo mordiendo los cuerpos de las mujeres y haciéndolas perecer de deseo hasta volcanear sus lavas.
Apenas percibo una sombra de ángel caído del mundo, ¿es que acaso es el abismo un cráneo de hombre, que una simple mirada derrumba los siglos en que me aparto de mi mismo? ¿Quién soy, en qué me he convertido y quién me llama?”
Assir Mun-Abbir caminaba sus propios pasos sin saber con exactitud si ya otros lo habían caminado o si como en un infierno, repetiría concéntricamente el mismo camino sobre las mismas huellas, salvo que al parecer, las siluetas de sus pies parecían mariposas aplastadas.
Pero lo cierto es que nunca pudo ver la cara de esa sombra. Que nada pudo agregar a lo ya dicho excepto reflexionar míticamente en si acaso fuese un sueño, una mera reproducción de sus pesadillas con esa carga trágica que contiene todo episodio inexplicable. Tal vez y ya en la más atrevida de las especulaciones, esas propias pesadillas lo representaban tan espejadamente como en cierto pasaje Ulises representaba a Dante en la Comedia, y su propia culpa lo condenara por infringir las misteriosas leyes de la noche, esa jauría de negras yeguas que lo estaban dominando. Quizá sugerirse si, como aquél escritor inglés Dunne sostenía en el viejo texto “Un experimento con el tiempo”, que cada uno de nosotros tiene la posibilidad de una mínima parte de eternidad propia y personal como posesión cada noche, y si por ventura fuera esto cierto, entonces ésta era su noche, su eternidad y por consiguiente la sombra representaría la cosa que él era, y si todo esto no fuese así, pues otra posibilidad podría indicar que como Eneas, había descendido a los Campos Elíseos y mas allá de las columnas de Hércules, veía la sombre de Tiresias, la de sus propios muertos y entonces ese vacío en la boca del estómago era Efialtes, ese demonio de la pesadilla, ese íncubo que lo oprimía sin cesar.
No obstante, la figura desapareció tras una misteriosa puerta que contenía una secuencia numérica caprichosa y singular donde resaltaba claramente los números 1, 3,12 y 5, y al hacerlo, también entonó el número que a él, Assir Mun-Abbir le había sido designado.
Pero no pudo escuchar esa levedad en su oído debido al murmullo de la sangre, y si como todo se lo hacía suponer, la tarea consistía en reabrir esa puerta como si fuese un libro y hurgar en esos números, ahora bien: ¿dónde debía recomenzar? ¿cómo volvería a escuchar su propio y abismal nombre?
Buscó bajo todas las piedra de su propio cuerpo y ni siquiera una estéril señal conmovió el silencio. Su cuerpo seguía allí, tendido, desparramado y patético, tan quieto que ni el olifán, esa trompeta de marfil que hacía sonar Roland en sus cantares lo podría ya mover. Recorrió valerosamente parte a parte ese melancólico instrumento carnal que reconocía como suyo hasta la altura justa de una de sus manos, donde a escasos centímetros yacía un manuscrito. De él poco pudo descifrar, el registro era para su sabiduría extraño en relacionar cierto viaje con la casa del navío, los muertos, sus copas y las mujeres que se hundían definitivamente llevándose todos los brazos y los abrazos a través de inmensos ríos de lava fría. Mas adelante un trazo hablaba de que en el principio, existía la vida de un hombre que vivía y moría tantas veces que aprendió de caballos, piedras y pecados, y que cada vez que los poseía lloraba impotente su soberbia y vanidad lleno de vergüenza. Ese hombre levantaba un muro que no podía derribar y dentro de él había una prisión que tenía un carcelero con sus mismos ojos, sus mismas manos, su misma sonrisa que arrancaba trozos de corazones para los cuervos. El carcelero a su vez tenía un brillo de lágrimas y files, porque había visto una vez el amor y por eso, impedía al hombre derribar el muro que construía, como un esclavo miserable de su propio amo.
Pero no pudo seguir leyendo porque todo se diluía después de los enigmáticos 1,3,12 y5 en ese orden, como si el proceso posterior quedara abierto, o bien porque había sido escrito y cierto exorcismo lo había liberado o como si un ancho campo abriera una nueva dimensión donde fuese posible otra historia reelaborada para un mismo hombre.
“Qué acontecimiento es éste –inquiría Assir Mun-Abbir-, que confunde a un hombre en sus errores tan lleno de sentimientos ambiguos de culpa. ¿Es que los números 1, 3, 12, y 5 me anuncia un oscuro comienzo del Tetragramatón, ese nombre de cuatro letras de Alá, del Dios del Universo? ¿Será por lo tanto el vislumbre de una secuencia que pronunciada exactamente incluso gesta mundo y pare hombres? . Incluso yo mismo, ¿seré ya una leyenda, un delirante, apenas un trozo de arcilla o un hombre que sueña caído de su cráneo, dormido, desmesuradamente dormido, soñando, verdaderamente soñando?”
Durante un entramado inexacto de tiempo hubo noche y Assir Mun-Abbir sufrió el insomnio del soñar o del vivir entre los oscuros caminos de la arena contra el oleaje de su cuerpo tendido, desparramado de cualquier manera, hasta que la luna entró en sus ojos sin ninguna clase de moraleja y hasta que la puerta o el libro fue trepándose despacito, despacito hasta el horizonte cuando, entumecido por el agua que entraba y salía a borbotones de su boca, desapareció haciéndolo vomitar.
En su cabeza aún resucitaba la profecía de su barbado abuelo: un hombre puede cambiarlo todo, pero no un amanecer, ni una lluvia, ni una visión, aunque su alma caiga como un halcón chillando malherido.
En su corazón ahora también sabía que todo hombre teme lo que le sobrevendrá. Un fulgor de viejas lágrimas saludaban sus adioses y una sombra que no era la suya borró una huella de pelícano entre las sogas de su propia metamorfosis, ese poema oscuro de vivir la vida.
Entonces, Assir Mun-Abbir levantó los ojos llenos de mundo y voló como un halcón.


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sergio cassarino
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martes, 15 de noviembre de 2022

COMO UN ÁNGEL

 

 

Apenas detrás viene mi Sancho
no quiere ir a la par
dice que repito lo absurdo
que no he leído lo suficiente 
que los griegos siguen ahí como semáforos,
apenas detrás de mí no murmura mis errores
y lleva demasiada memoria
de las ventanas abiertas a las estrellas
las lunas llenas y los abrazos
lleva cuentas de las ingenuidades de mi semblante
las fogatas del corazón
las muecas de lo perdido,
los murmuradores que ponen piedras cada día
procuran mis huellas
miserables ellas y más miserables ellos.
Apenas detrás viene mi Sancho
dice que no tengo remedio
que creo demasiado en las miradas
por eso cuida mis espaldas
y su sombra se confunde con la mía
como un ángel.
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sábado, 12 de noviembre de 2022

HAIKUS COMO PIEDRITAS

 


Bombea, quiere

estirarse y amar, 

piel sangreando sol.


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Irnos a la luz

en perspectiva clara

alma en mano.


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Tanto desamor

me come las entrañas:

bestia de ciudad.


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Como caracol,

desplazándome lento

entre los locos.


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Sin abogados

camino las tinieblas

hacia mi mismo.


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Los huesos blancos

baten la carne viva

y me excretan.


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Con esta vida

volveré a Itaca,

fondo de mi luz.


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martes, 8 de noviembre de 2022

ESPERÁNDOTE

En medio de esta locura
estoy lleno de raíces y de sombras,
ya ves
pocas luces traspasan el alma
de esas que valen la pena.
Llueve de vez en vez
y el agua se me resbala inútilmente
no obstante que parezca un árbol
parado y desnudo
no creas todo lo que ves,
tengo la piel tranquila de las hojas de la vida
que son como espejitos
cada uno con su pequeña historia
y las cicatrices que vez en el tronco,
son frutos del suplicio de los vientos
o de los que vinieron con máquinas a quebrarme
a sacarme por la fuerza
a moverme porque sí, porque molestaba;
pero aquí estoy
siempre estoy aquí
en medio de esta locura
lleno de raíces y de sombras
con los músculos flexibles a tus requerimientos
y soy de los que no cambian follaje
ni dejo solo a nadie en el invierno.
Tengo una barba áspera
pero para engañar a los que se dejan,
si miras en mi cabeza
tengo nidos de pájaros puestos de sombrero.
Apaciéntate en mi un ratito
yo sé bien quién soy y donde estoy.
Descansa un poco
hubo un tiempo en que la hospitalidad era importante.
Después no sé bien cuándo se olvidó
y el sol se llevó esa memoria con el viento.
En medio de esta locura
puedes llegar a mi encuentro,
aquí estaré como siempre
en el cruce de caminos,
esperándote.

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jueves, 3 de noviembre de 2022

FAROLITOS DE PAPEL

 En un rincón

 cuelga mi amor en una jaula

       donde el patio

  llenito de helechos y cretonas

       mira y canta al mundo

          descalzo

      cómo se va la tarde sobre el muro viejo,

        las sombras que lloran el anochecer

   la puerta por donde cruzaron las manos carceleras

             el talle que aprisionó entre rejas

                      sus suspiros.

             Los pasos tibios

                  que no volverán:

                       farolitos de papel

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miércoles, 2 de noviembre de 2022

LOS ABRAZOS

La magia de los abrazos
que hacen estallar el universo
y por un momento
creer que se está santificado
que tanto camino valió la pena
salido de ellos 
renacido o muerto
como si fuese una eterna despedida
un desgarro del árbol de la humanidad
y después -sólo después-,
lo siguiente es una página en blanco
de ojos sin palabras.

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miércoles, 26 de octubre de 2022

A PROPÓSITO DE ORAR

Orar 
reconocerse
tan luego pedir algo suficientemente humilde
que rebase el polvo y la nada,
habrá de ser una locura de palabras inútiles
descartadas nomás concebidas
el coraje de dos o tres pensamientos apenas
mudas las imágenes
porque la lucidez está siempre en ocasos cotidianos
con un dolor acá
de los tantos caminos dando palos de ciego
y entonces orar sin excusas sin olvidos
a la intemperie
desnudarse hasta la última gota de sangre
y si existe la misericordia
que abrace el alma
como a un recién nacido.

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sábado, 22 de octubre de 2022

MI NOMBRE

Quizá alguien diga mi nombre de un modo nuevo
un nombre recién nacido
que llora sus primeras letras al mundo
mi nombre tal si fuese una flama
que arde en su brillo tranquilamente
y puede sentirse ese calor
como algo bueno y bendito para un largo viaje
un nombre pacifico o levantisco
para las setenta veces siete caras
de la justicia impertinente insolvente
un nombre que no cae en lo que se acostumbra
un nombre dicho novísimo
porque se hace necesario la etimología
el sentido último que es el primero
para entender las cosas viejas de uno
si es que la carcoma deja algo de memoria
que no sea más que un recuerdo
saber de dónde se viene
el camino donde aparecimos entre la gente
(no se sabe bien qué es la palabra gente)
y mi nombre ese que no es gente
sino polvo maravilloso
porque quizá alguien diga mi nombre
de esa manera amorosa distintiva y única
para nacer todo entero
de una vez.

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jueves, 20 de octubre de 2022

INCLUSO YO

Vienen creciendo como yuyos
son honduras que se quedan para siempre
mantienen la distancia detrás de su alambrado
donde el dolor está tirado como cadáver sin tumba
de día o de noche se ven sus zanjas
los costurones en el alma
las cicatrices en los ojos
todas esas porquerías que se acumulan sobre la espalda
y todo ese amor perdido para siempre
amasijo de dulzura y pesadilla.
Uno no quisiera tener tanto muerto en la mirada
de veras que no
pero los bolsones de injusticias
que no dejan ver ese sol
que te pega en la cara de vez en cuando amablemente
no tiene nada que lo exorcice.
Todo está lleno de lugares comunes
tormentas de arena en la cabeza.
Incluso la tragedias y el amor por venir
o estas palabras.
Incluso yo.

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domingo, 9 de octubre de 2022

MEMORANDUM: MAÑANA REUNIÓN

 

Vamos a encontrarnos con Bob Dylan

definitivamente mañana en la autopista 61.

Él y toda su legión de espantapájaros vendrán luego aquí

y recorreremos la ruta 5 que no es tan famosa

pero puede llevarte a alguna parte.

Verás a los costados cosas como flores

pero son en verdad amores abandonados

y más allá están los payasos que te engañan

en todas partes hay lo sé, pero acá los insaciables

lloran para que te conmuevas y además

son malas fotocopias de los originales.

En un cruce hay una edificación religiosa,

tiene una cruz quebrada con su Cristo partido en dos

           separado como por un hacha

           los brazos en alto y la cara de lado

tambaleándose de las astillas de un madero al viento

y el resto firme todavía, plantado.

Diré que cualquiera puede arrancar lo de arriba y reconstruirlo

con otra cara y otro gesto

más conveniente para estos tiempos

incluso cambiar el signo y el símbolo

o tal vez ponerlo al lado así de su quebrado y en todo caso

habremos de meditar por un momento

¿cuál sería la parte más importante:

                                              la de arriba o la de abajo?

¿ cuál sería la moraleja? ¿cuál el desgarrón?

acto seguido verás un hombre parado sobre un cajoncito,

imagínalo vestido para la ocasión como quieras

cualquier nombre y lugar es el mismo para él

porque su discurso es monolítico

hecho para el miedo porque el miedo es buen negocio.

Te pedirá un vaso con agua pero no se lo des:

 pide tu atención y si tiene tu atención lo tiene todo.

Eso no lo verás en la autopista 61 ni en la polvorienta 66,

seremos incluidos en las listas negras

                                      de esta parte del mundo

agregaremos un matiz más a nuestros consabidos anatemas

y recitaremos blasfemias extraordinarias

                                      como vómitos de estrellas

mientras unos cantan, otros babean

                      y los demás duermen donde cayeron,

en tanto Tom Waits

                     pasará su garganta entre las ascuas que quedan

escupiéndonos santificadamente una vez más.

Aunque no lo parezca Dios estará aquí

porque si es omnipotente

                escuchará lo que tengamos que decir

                                 y  si es el summum bonum nos corregirá,

          escucharemos en silencio

                su canto nada parecido al de los humanos

                y diremos gracias, muchas gracias

a su modo de entender el verdadero pecado

                                                    ya no lo accesorio

y por imposición de manos dejaremos de ser colaterales.

Luego volveremos nuevamente por la 5

a la ciudad de siempre parecida a la de todos

y ellos volverán juntos hasta la 61.

Cumpliremos el pacto la próxima vez,

yo llevaré a mi manada de infelices con sus mundos de papel

e inauguraremos el pre-paraíso,

el promotor de Bob levitará genuinamente

diciendo que cree que puede hacerse

a medio camino de todas las rutas

es decir, en ninguna parte.


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