jueves, 23 de enero de 2014

SAN MIGUEL NO APARECE

San Miguel no baja con la espada en la mano
ha elegido otra ocasión o el jefe está esperando
mi vida es corta más corta que un pensamiento súbito
el alma huele un viento y va tras él, va y vuelve
decepcionado
el  alma dice: escribo en la luna
en las paredes de las venas
pongo colores en el esófago para que hables bonito
pero tú sólo dices porquerías
San Miguel no aparece
el alma está en algún lugar de mi incontrolable carne
ajusticiándome y haciéndome la cabeza con palabras
unas tras otras palabras que no puedo pronunciar
que me vejan lastiman aman duelen matan resucitan
unos enormes círculos dantescos
como para que tenga el suficiente miedo
y los días se conviertan en un sudario
de veinticuatro interminables momentos que el tiempo estira como quiere
con los pies cansados cansados
de enderezar el camino una y otra y otra vez
es un trabajo casi inútil y el amor no se ve
no se ve
no se ve
no se ve.
Soy hijo de mi madre
que está esparcida por el universo
soy pues parte del universo
que rebuzna y se sacude como un hereje
todavía me falta para estar espabilado
y sacarme definitivamente estos zapatos viejos
yo creo que la luna se emborracha y se va
se lleva los astronautas y los sueños de la gente
es una estúpida egoísta con buena prensa
como tanta gente
pero a quién le importa sino a mi
lo que sucederá con la inmortalidad que pueda tocarme
todavía me falta para estar espabilado dije
San Miguel no ha venido a golpearme hoy
algo debo de haber hecho bien
estoy cansado de que se rían en mi cara
el gato lo sabe y me da su misericordia
el gato me jode las tripas
porque siempre me ve ir a contramano
y me mira con ese puto gesto de yo te lo dije domesticado
creo que voy a dormir
si sobrevivo
San Miguel vendrá a golpearme una vez más
dice que me quiere sacar bueno
que cambie todas las porquerías por el viejo Ford del 50
ese que siempre sueño viejo espanto, ruidoso y grande
y me vaya a alguna nube: está loco.
Mañana será otro día.

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sábado, 11 de enero de 2014

EL VIEJO SE RÍE

Es entonces cuando el viejo se ríe
con toda la dentadura
fuerte como un grito del infierno se ríe
los ojos que parecen unas rayas húmedas
con la barba crecida de días blanca pinchuda
locura de los pelos desordenados en el cráneo
como un damero extraño y misterioso
las cejas apuntando un cielo de cuchillos que cortan el aire
tenía un gato blanco en los brazos
con una resma de preguntas entre el pelaje
la cola un remolino que apuntaba y noqueaba
se ríe desvaneciendo la forma en su espíritu
o quién sabe
entre el humo abominable de un cigarrillo
que sale de su boca se ríe
y forman piedras que caen con la fuerza del plomo
palabras de pluma dice y se ríe
de fina niebla mañanera
es probable que siga así el próximo invierno
y el próximo y el próximo
en un ataúd nada especial
la muerte tiembla en
Green hills memorial parks.
No lo intentes.
Se ríe.
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viernes, 3 de enero de 2014

LA CANCIÓN DE RAQUEL EN SANGRE

El hombre que vivió en El Cairo
miraba caer un hombre a su final.
Un hombre totalmente desconocido
el charco de sus estrellas desparramado,
la gente decía que él decía que era poeta
carpintero campesino astrónomo
que lo desterraron de su paraíso
que mandaron su cabeza al destierro
esos sueños de tanjarinas dulces
un beso más para la muerte
en la tranquila música del tiempo
que es la hora cero de cada día.
En cuanto al paraíso es otra cosa,
el paraíso no se conquista,
lugar en el cielo de un azul profundo hasta el negro
en que no vienen las carrozas incendiadas de luces,
el negro se traga todo
y los efectos especiales son para las películas
ni huelen los aires como las rosas de Damasco.
Tras de eso está el paraíso
que es decir lo mismo que un misterio .
Deborah mira al hombre que vivió en el Cairo
como un sueño de primavera
en los jardines flotantes de Babilonia
que miraba al hombre caer a su final
en tanto una estrella seguía encendida fuera de Bagdad
con sus siete círculos de colores que hieren la vista
y la gente que vale menos que nada.
Genoveva mira a Deborah
que mira al hombre que vivió en El Cairo
finalmente pocos encuentran el camino a casa,                         
las pequeñas flores de la mar apenas un guiño
marcan el camino de regreso al alma
porque la música de los dioses modernos
comienza siempre después de la pasión de Cristo
en sucesivas secuencias mentales,
en sucesivos gestos infames y desordenados.
Margarita mira a Genoveva que mira a Deborah
que mira al hombre que vivió en El Cairo,
hay memorias en azul, en verde y en sepia
hay también memorias negras,
caen como lluvias metálicas desde los ojos
en una sagrada noche donde el pecho se abre
a un perfume exótico sobre el oxígeno de la sangre.
De lejos retumban los tambores cordiales,
vienen llenos de abrazos y alegrías extrañas
los oráculos de Apolo vienen de camisa y corbata
sus sacerdotisas bailan en los shows
fuera del círculo del amor
los truenos son estruendos profundos y graves a los lejos
y un coro se escucha, un coro homérico triste
cuando la mujer se baja de sus coturnos
se saca la máscara y es apedreada,
entonces se  escucha la canción de Raquel en sangre.
Deborah que mira
Genoveva que mira
Margarita que mira
la canción de Raquel en sangre.
Todo comienza después de la pasión de Cristo,
del Cristo que mira
preámbulo de peripecias para nosotros
la canción de Raquel en sangre.
Es cierto:
los hombres se siguen cayendo hacia el final
otros los tiran colaborando pero no van al paraíso,
la gente dice lo que le parece de los que se caen
porque subversionan la justicia verdadera
que bien pudiera ser una mirada de amor.
Siempre en algún lugar hay alguien con esa misericordia .
La canción de Raquel en sangre pega fuerte
la canción de los débiles en sangre pega fuerte.
El hombre que vivió en El Cairo lo sabe.
Sacó un pañuelo del bolsillo
miró al su alrededor entre alfa y omega
y en representación de los nombrados
y nosotros todos
secó sus lágrimas también de sangre al amanecer.

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