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Sherezade, cuéntame un cuento esta noche
soy un pecador
vivo tirando piedras
porque me interesan cuestiones mínimas que poco importan
el valor de las cosas es relativo dicen,
ahí la piedra que aun habiéndose rendido es piedra
y el futuro sigue siendo lo que oído no se oyó
ni el ojo vio en su fúnebre esplendor,
por eso Sherezade
cuéntame un cuento esta noche.
Uno carga sus penas
como su sombra su cara sus olores
las cuestiones menos angélicas
uno mira atrás y ve esas huellas
arrastres desgarros y pequeñas islas
suavemente onduladas con solcitos
que parecen ser descansos
o felicidades que la memoria entumeció
sin que venga un sentimiento adherido
más que una cierta nostalgia
un vago efecto de la cosa más que del tiempo
y luego se mira levanta la vista
ve con los ojos de adentro que mensuran
siempre inseguros las arenas movedizas de los días
y se pregunta a dónde este camino
finito miserable
a dónde
como un abrojo prendido al báculo de esperanzas pocas
a dónde descansar la cabeza
seguir camino
llegar a la fiesta
cagarse de risa para siempre
o algo así.
Vengo de lejos donde las cosas se vuelven mitos
tratando de escuchar tu voz
estás siendo fantasma y voy a tu sombra
el tiempo es una cosa relativa
de pasados y futuros
a través de estos huesos que están por su cuenta
vestidos de ropas que vienen de antes
voy como una cebolla partida
el jugo chorretea
y hace lagrimear de cerca
estoy sobreviviendo
honrando la luz esta que me diste
para volver a casa
a la mesay mearse de risa
sin apuro voy yendo
voy a volver a casa.
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