martes, 24 de julio de 2012

CANTO DE LOS DERROTADOS II


Los zapatos derrotados, las camisas,
los caballos de cabeza gacha,
la vida que se arrastra a tranco lento,
como un largo túnel que no se acaba
la baraja que no se cae con su as
el as que no está en el mazo
el hambre que se pasa y  seguirá pasando
el hambre que gruñe el estómago y el alma
las flores que se orinaron aquél día
y las mujeres hechas a golpe de amor
el pasto aplastado de soñar panza arriba
los primeros cuatro pelos de la barba
y más zapatos derrotados, mas camisas
otros dirán de nosotros que perdimos
que los sueños sueños son
que el hombre es siempre hombre viejo
que parece nuevo pero la piedra es la misma
que la sangre que cae del tropiezo se olvida prontamente
que nos rebota la pólvora y la ceniza
el amor particular y el general
que basta estar arriba para no mirar abajo
los segundos están llenos de traiciones a los muertos
aquí se queda la globalización humana amorfa sin lugar
sin tierra sin matices sin historia
sin cara sin gestos
estrellas fugaces que aparecen en casilleros bien dispuestos
que se comen las entrañas sin misericorida
otros dirán de nosotros que estábamos equivocados
que esto era el paraíso y no lo otro
que los muertos están olvidados o en monumentos
que es otro modo de estar desaparecidos
que aquella agonía paga esta agonía
que las cuestiones vienen en cuotas y cuentagotas
que los cambios se hacen con tarjetas de créditos
y las camisas negras van bien con traje blanco
y que viva la fiesta aunque dure segundos.
Los zapatos derrotados, las camisas,
un largo túnel que no se acaba
pero se marcha en aparente silencio
con la bala que espera la canción de los derrotados
y con la pulga en la solapa que me ha regalado Parra
yo también sonrío a los imbéciles
que se siguen bajando en bandadas de los árboles.
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miércoles, 4 de julio de 2012

QUE PASE EL QUE SIGUE


Es cosa sabida:
el hombre es un nombrador
que espera
que teme
que busca.
De modo que ahora las pesadas gotas del dolor
y el cuentagotas de dichas no hacen materia suficiente.
Lo lamento.
El alma sigue de rebelión y mueve las vísceras
sacando por la boca sus frutos
no siempre aromáticos y azucarados,
tus orejas no escuchan el canto que más te gusta
porque dicen que soy un tipo ácido, un mala onda,
 el número trece, un pesimista consumado aguafiestas
sin embargo
la realidad se empecina en abrirme los ojos
y al momento de elegir,
elijo a las muchachas tristes y periféricas
por sobre las artificiales que a la larga
se desinflan como globos al sol,
elijo a los sin dientes a los exquisitos del sushi,
a las cortinas descoloridas
que a las ventanas con rejas y alarma en las alarmas
y la cadena de ese estilo de cosas inacabables de infamias
que te estoy nombrando mismamente
que se cuentan sus distancias casi en años luz
me define el rojo de la sangre.
El momento no me es propicio porque ya se sabe
yo soy un hombre
y además un hombre que amo en vivo y en directo.
Sigo poniéndole nombre a las cosas
aunque no tengan buen aspecto de mercadeo,
pregunto, temo y busco
las pocas certezas que se me permiten intuir
y acaso eso es todo.
Lo demás son lucecitas de colores,
una comparsa que viene, toca y se va
porque alguien paga por hora
y yo quiero algo concreto y para siempre.
Desde los ojos de la muerte canto a la vida de la resurrección,
de todas las resurrecciones, porque como cualquier pájaro
vuelo perseguido por otro y por otro:
así es la cosa cuando se trata de libertad.
Cuando se oigan algunos disparos en la noche
sabrás entonces que ése soy yo
y tendrás que sonreír o ponerte a resguardo
según cómo anden tus cuentas,
sabrás que ando blasfemando
 o que ando saludando,
que simplemente ando viviendo
no de cualquier modo aunque te lo parezca
y hasta que reviente como un sapo
barrido por la vida
justo así,
que es cómo se emparda la cosa:
reventar como un sapo cualquier día de estos
al igual que tu.
Luego, ya lo sabes,
la cosa es mover inteligentemente de vez en vez
calcular la jugada no es cosa de estúpidos,
piensa, mueve ya, juega o te mueres.
El tiempo pasa… tic tac tic tac tic tac…
Que pase el que sigue.

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derechos reservados

AKUTAWA


Akutawa se suicidó.
Eso sucedió hace tiempo
por un sombrío desasosiego,
se deshizo simplemente de su sombra
que era desaparecerse de los espejos,
es que lo sombrío se alarga mas allá del amanecer
y viene subiendo de los infiernos a quemar los pies
aunque diga: queridos compañeros
huyamos de este lugar,
no vale la pena morir en un combate inútil
por traición por tortura por desasosiego,
un sombrío desasosiego
aunque de vez en cuando uno pueda amar de veras,
muchos amaron de ese modo
como si fueran inmortales por un instante
pero el sombrío desasosiego
que echa las esperanzas al fogón
sin una canción apropiada para dolerse arde,
anda de rabia en rabia
mirando este mundo roto
sin ningún cartucho en la utopía por quemar
con la furia del sombrío desasosiego sólo
muchos andan y yo entre ellos así,
que el alma ya no puede
ya no puede
de encontrar tanta cosa muerta
por una viva
algo así como un pedacito de sol genuino
y de eso estoy hablando,
no del fin de Akutawa no,
hablo del sombrío desasosiego que ilumina la cara
cuando ciertos haces de luminosidad
que vienen de algún lugar del alma
que siente que todo no está dicho
donde los huesos disparan sus fusiles de estrellas
para alumbrar los caminos de los niños mas jodidos,
sombrío desasosiego digo
que mirando la puta noche no lo parece tanto
de modo que apunta y dispara por el lado donde saldrá el sol
y desparramar sobre la tierra
para que crezca de tanto darle y darle
el primer rayito libre de la verdadera luz.
Eso se llama también revolución.

HE VUELTO A CASA



Ya se han ido esos soles magníficos
cada uno calle abajo de sus días,
la noche flota como un barco solitario y agujereado
la noche flota como un ataúd y sus velitas encendidas
y sin embargo acuérdate,
llovizna estrellas sobre los tiempos que son como flores,
flores de un día que pasan con su aroma, sus colores
y filas de carnes trémulas que se cuelgan de sus pétalos
pero se caen con las mismas flores
se demacran con los mismos colores
se pudren con los mismos aromas.
El tiempo pasa sobre la cara de un hombre espantado
abierto a la realidad de su sangre única, maravillosa, irrepetible
y el dedo que apunta a algún lado del universo ya no es suficiente
para abarcar el espacio de esos osarios
 caídos de la historia en esos cuadros antiguos
como repiques de catedrales con diferentes armonías.
Esos ojos vaciados de futuros
esos retratos antiguos: eso también es historia.
Un minuto de silencio por cada uno que fue padre,
abuelo, bisabuelo, tatarabuelo
y los que se perdieron irremediablemente
en la oscuridad de la noche que flota y flota.
Hileras de hombres y mujeres con sus ojos de vitrales
van siguiendo a los nuevos flautistas de Hamelin que los llaman
y ellos van alegres al mundo de las cosas maravillosas,
reales espejismos estúpidos y fugaces,
ellos van con sus cabezas enclaustradas, encerradas, estancadas,
ellos, sí, ellos,
van rondando por las cosas desconocidas del futuro sin futuro
en los que ya no se duda y no se puede volver atrás.
Y en este efímero minuto apenas que tengo para decidir,
pocas cosas tienen algún sentido de justicia para mi alma,
esa cosa que se niega a ponerse en la fila,
que tiene a su alrededor esas hogueras de palabras
que vienen como armas o discursos que te pegan en las sienes
y te sangran te torturan
te someten al presidio de las horas, los días bien dispuestos,
ordenadito a lo que un hombre debe de hacer
o al menos lo que se espera que haga.
Y sin embargo acuérdate,
yo te amo
y eso es todo lo que cuenta.
Puedo creer que este drama espantoso es sólo una pesadilla
que acabará con mis manos en tu pelo o en tu cintura
pero es mentira: mañana será otro día
mismamente de guerras, hambrunas, de conflictos de baja intensidad,
camisas, corbatas, jefes, mercados, luces de neón,
flashes que te dejan los ojos atónitos y la boca boba
con sus daños colaterales.
Sin embargo acuérdate,
se trata de un día mas y yo te amo simplemente,
tanto, tanto, que a pesar de todo este desastre,
solamente haber sobrevivido para besarte,
hace que mi corazón sepa que bien ha valido la pena.
Y eso es todo lo que cuenta.
He vuelto a casa.

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