viernes, 28 de marzo de 2014

ES AHORA LA HORA

Es la hora en que los burdeles se llenan de clientes
las cervezas se desparraman locas
por las pendientes que ofrecen los esófagos dispuestos,
los filibusteros hacen sus negocios
y en casa de unos cuantos Caifás están de fiesta.
Los Lázaros están durmiendo bajo cartones
a razón de casi dos por cuadra
y los perros ladran en diferentes tonos
como si fuese un discurso de importancia nocturna.
Los Epulones eructan sus excesos a vista y paciencia
y hay una marquesina que te guiña su angustia existencial
de vivir para alumbrar lo poco que le queda,
algo así como una tos de tuberculoso resplandor.
Es el momento en que la tortura no cesa
y los arreglos quedan hechos y sellados
y con abrazos de osos y lágrimas de buen champagne
veremos mañana en la prensa de qué se trata
esta nueva artimaña con su traje glorioso de noticia fresca.
Es la hora de la venganza policial
y esa justicia propia que no viene en el manual
contundente e impune que se descuelga en la noche
y cae como palos desde cualquier vehículo
identificado o no
y luego a quién reclamas pregunto yo
quién te va a creer
 con esa cara de ciudadano inocente indignado
que importas poco y aquí menos en esta oficina
y márchate ya que molestas y es tiempo oficial del café.
Es la hora en que aparecen los cadáveres
tirados por ahí o flotando
y acechan los ladrones de todas las formas
colores y criterios y aquí no pasa nada
salvo lo de menos
que es un olor a mezcla de hierbas que el viento trae
desde los ojos pequeños que se encienden en la oscuridad
tal si fuesen luciérnagas fugaces.
Hora peligrosa para la presión arterial,
los agónicos en los hospitales,
las enfermeras de sexo rápido
con el médico de turno en alguna sala desocupada
y el grito desesperado de una madre pariendo su felicidad
un piso más abajo del último respiro anciano y solo.
Es el tiempo del sexo sin memoria y sin ojos
como perros en celo y sin excusas
salvo sus bocas babeantes
y los buses nocturnos que no pasan los muy sediciosos
y claro está
el campanario quieto y la iglesia cerrada sin ninguna luz.
El resto está dormido en todo sentido
con esa falsa paz de una noche más.
Con las primeras luces
uno se pregunta de dónde vinieron esos preservativos
justo en la parada, en la esquina,
y esos vidrios rotos de botellas
y latas retorcidas y vacías
orines en las paredes
y uno que se levanta con esa sensación de sueño universal
yendo de entierro y parto un día más.
El sol viene llamando a los edificios
y los pájaros cantan que es un decir o eso parece
y todo se ha consumado en la resaca
como si los diablos huyeran a la vista del agua bendita.
Es que el sol trae luz y la luz su salmo
uno al azar entre los ciento cincuenta
menos los últimos que son de gloria
porque hoy es otro día como el de ayer
y como el de mañana.
Uno se pregunta qué anda mal
porque hay algo que no me cierra,
canto general de derrota anticipada y temprana.
Luego todo el resto del día se encarga de cansarme suficientemente.
Cuando cae el sol todo vuelve a empezar.
La eterna guerra de baja intensidad
a la que ya estamos acostumbrados
y eso es lo que jode el alma de cualquiera
que putea hasta el hartazgo
sin que se mueva un pelo de nadie
y la indignación huya del diccionario general.
Uno puede ver la vida desde otro lado
que es como mirar por los ojos de los vecinos
por ejemplo,
que me ven con esta cara de vinagre espantosa
y voy como topándome con gente que se topa conmigo
como si estuvieran en el paraíso
y es peor el malestar estomacal.
Entonces es que digo que es una sensación horrorosa
andar hablando solo como los locos
farfullando los mil modos que tengo de blasfemar.
Ahora, es la hora en que todo comienza de nuevo.
Los decibeles nocturnos opacan lo que me queda de voz.
Soy un testigo al que nadie llama a declarar
ni ahora ni nunca.
Ya cae la noche definitivamente.
Tócala de nuevo Sam.
What a wonderful world.
Es ahora la hora.
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DERECHOS RESERVADOS

lunes, 17 de marzo de 2014

CHINASKI

Estamos aquí a medianoche
el whisky se fue de la botella
como no podía de ser de otro modo
y Chinaski mira el griterío de una moto que pasa
putea
se soba las nalgas
no le gusta mucho eso de Chinaski a cada rato
dice que es una hipocresía de ocasión
mira alrededor no hay más whisky dice
mientras sorbe agua con una pajita torcida
Chinaski déjate de bobadas
ya estás muerto hombre
pero dijo que estamos aquí a medianoche
y esa canción de Tom Waits es maldita y buena
se ríe
porque cree que ha tomado bastante más que él
alrededor no hay rastros de alcohol
ni una solita y caliente cerveza
los grillos están borrachos
Hank Chinaski pestañea con dificultad
todos andan por los bares murmura
mierda de vida la mía
las muchachas están en las suyas
pero ya eres tan viejo que estás muerto
le dije para molestarlo,
hace tiempo que no jodes a nadie
viejo indecente.
Estamos aquí a medianoche
y asintió una vez con la cabeza destornillada y así quedó,
la voz que canta
va martillando vidrios, corta el sonido con sus pedazos,
no hay whisky
el silencio es un falso telón lleno de ruidos urbanos
Hank, Chinaski, está dormido o muerto y desaparece blasfemando
no saluda.
Tom vomitó el último verso y lo dejó sangrando en la nada.
Hace un calor de los mil demonios.
El Buko se fue. Quedan pocas luces.
Perfecto para cualquier poema bastardo y escupidor.          
El reloj ha dado su último sonido.
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