lunes, 24 de febrero de 2014

UN BELLO DÍA A LAS DIEZ Y CUARTO DE LA MAÑANA

A la mañana, a las diez de la mañana
un pequeño empleado de justicia
abandona el edificio solemnemente,
un arcángel cruza sin mirarlo
y de una zancada sale del país,
será por algo que se me ocurrió
que extraño un viejo perro ya muerto:
caminaba así de extraordinario.
Otro empleado no tan pequeño de justicia allá va
en la misma dirección de las huellas del anterior
las diez y dos minutos de la mañana,
pienso
los salarios son semovientes y la justicia
los salarios son semovientes
los salarios son
los salarios
democracia y burguesía
qué tal?
filosofía y poesía
qué tal?
otro empleado sale buscando a los otros dos
el camino a veces es una costumbre,
no hay caso
las diez y cuatro minutos
la justicia se toma su tiempo en el bar de la esquina
estoy un poco harto
el arcángel vuelve porque ya es demasiado
algo ha sucedido y ya no hay nadie
entro sigilosamente entre las mesas del lugar y nada,
detrás de la barra batía sus alas suavemente
una mirada compasiva y humana
entonces le dije: un café por favor
-con o sin un toque de leche
-con  y dos cucharaditas de azúcar
-bien, siéntese y disfrute el día.
Un bello día a las diez y cuarto de la mañana.
Esto sí es justicia y filosofía.
La poesía es de cada uno.
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