CABALLOS DE TROYA

Las puertas están abiertas
los caballos de Troya
llegan cada día sin misericordia
entran siguen entrando
al fragor de la orquesta que se invitó sola
y es pavoroso cómo roen corazones
con ese ruido espantoso de fondo
risas de papel colgados con luces brillantes
machacan las calles las cabezas
adultecen y no negocian
uno tras otro exiliados olvidados
los anónimos pobrecitos
que insurgen tal desgracia
con los ojos desmesurados
los tímpanos en el lecho de Procusto
que resisten al palabrerío caen en la penuria,
se van venciendo.
El tiempo trae podas
como a los árboles
y a los caídos les llueve el escarnio,
se los lleva el temporal de las hormigas
que le han pateado el nido y andan locas
en la rapidez líquida del olvido.
Los caballos de Trota siguen entrando
y dejan charcos en las veredas de su orín espantoso
que la gente pisa
se salpican unas a otras
ya naturalmente y sin disculpas
y siempre siempre
los caballos de Troya en la historia.
Mañana será otro día o el mismo,
el sol alumbrará diferente para cada uno
y la palabra inequidad también.

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