lunes, 14 de noviembre de 2011

HOMBRE REVOLTOSO

Uno se vuelve un hombre revoltoso
cuando mira el anónimo excremento de la muerte,
uno siente las venas anárquicas y vivas
y no entiende cómo puede suceder
que tus ojos ya estén quietos
y esta noche misma te ausentes del crepúsculo
para entrar en él y yo no pueda verte
ni preguntarte qué se siente. compañero.
Esta noche las putas seguirán en su empeño
y el lento fuego del tiempo seguirá quemándome,
querrán venderme de todo para que mi alma sea feliz
como un alienado poseído por los dioses
sin embargo no podré blasfemar ,
ya no podré hacer uso de la imprecación de mis evangelios
por ejemplo,
sintiendo esta estulticia contra el tábano del estado
que también te ronda los bolsillos
 y te da el camino hacia algún agujero en la tierra
porque en eso el estado es igualitario:
te pone a merced de los impuestos y los gusanos
sin haberte dado nada antes que no merezca
putear hasta hartarse,
pero el estado es una cosa y los hombres son otra.
Es que uno tiene que ganarse el pan con el sudor de su frente
y de cada parte de su cuerpo
como el tuyo ahora que no se mueve.
Es que uno tiene que poder llegar al pan
sin mancharse el corazón
que sabes bien cómo se queja justo antes de dormir.
Y como va dicho, el estado inalterable
con una oficina que te recibe lápiz en mano
y deja constancia de que existes con el número tal y tal
y te despide lápiz en mano
y deja constancia de que no existes con el número cual y cual
 y en el medio ya se sabe… un solo y largo trámite.
Y en ese trámite, como buena máquina tiene de todo.
Muchos tipos de hombres
por ejemplo éstos hombres hablando de cualquier cosa
vestidos de naranja como para que sepas
que es el último color posible,
que el mundo no era una naranja jugosa
sino un simple mameluco estatal
que los define como funcionarios públicos
como quien mueve papeles
asiste a fiestas de embajadas
diputean, ministrean, concejalean,
cada uno con su mameluco,
pero aquí ellos de naranja
para tu boca cerrada y encajonada
como para que no te salgas esta noche
a contarme qué sucede con todo eso que creemos,
si acaso nos han mentido
o estás cagándote de risa
sólo para que no corra a alcanzarte compañero
en cualquier esquina y por mi propia voluntad
porque uno debe pagar peaje
que es un determinado tiempo de soportar
poluciones y perversiones de diversos colores
que te dejan la cara impávida,
la inmensa columna de calamidades
que van y vienen de una guerra incomprensible
que es cuando los grillos dejan de cantar.
Esta noche la gente baila y hay fiesta,
el bullicio y la cerveza campean sobre los vencidos
y no saben que te festejan
y no sabe esa puta
que se queja por tu partida
y no sé yo ya nada
como al final de la batalla en Troya,
en Waterloo, o en Salamina,
tengo la sensación ligera de que algo terminó
tengo la sensación ligera del muerto vivo.
Tengo la sensación de tu sombra
y las cosas tuyas que aquí quedaron
como trofeos de guerra de quien huye
hacia alguna parte sin dejar posteos.
Uno se vuelve un hombre revoltoso
pero no hay nada que uno pueda hacer.
Este es un momento como todos en este mundo
salvo que sopla un viento fuerte
y siento algo de frío que me hace más débil.
Y acaso eso es todo.
Te barrerá el amanecer compañero,
junto con las hojas muertas y la basura.
Estarás ya girando como un hámster
en tu ruedita de amor
y eso es bueno.
Ahora colgaré tu foto en la pared
y tu sangre en mi sangre.
Todos creen que has muerto los muy ignorantes.
Sólo quería decirte que soy un hombre revoltoso,
redoblaré el esfuerzo hasta que los riñones revienten
y lo seguiré siendo hasta mas verte
y decirte que he cumplido mi parte
hasta que me llamen por mi nombre
un día de estos.
Espérame con ese vino que tanto me gusta.
Porque esto que sucede de este lado
también se llama vida compañero,
y todavía vale la pena.

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