UNA ENORME OREJA PARECIDA A LA LUNA

Una enorme oreja parecida a una luna

tiene una cosa que te deja desconcertado

porque ya se sabe que es sorda y lejana

sin embargo está tan limpita

como escuchándote toda la santa noche.

Entonces tú hablas y hablas y hablas

con la boca, con el cuerpo, con el alma,

como puedas porque al fin y al cabo

alguien tiene que conocer tus secretos

tienes que desembuchar

y nadie mejor que una oreja sorda y nocturna

que se irá a su tiempo y se llevará ese peso

esa basura que era necesario decir

esas cosas que aunque nunca sucedan

es necesario pedir

esas preguntas que eran necesario hacer

esas respuestas que nunca llegarán.

En fin,

siempre es más inteligente

una enorme oreja parecida a una luna

que un espejo que te devuelva la cara

que puede llegar a decirte mirándote de frente

alguna cosa ingrata

alguna lágrima

y dejar un malestar de estómago terrible

porque el espejo no es sordo

ni tus ojos pueden esquivarte

ni tus pensamientos no rebotar  y volverse

con el consabido efecto colateral.

Se necesita ser un héroe de verdad

y de esos hay realmente pocos y anónimos.

Pero volviendo otra vez al lugar en que estábamos,

es decir absortos en esa enorme oreja parecida a una luna

puede suceder que una estrella cualquiera se desclave del cielo

por su propia voluntad o la de alguien

y te deje perpleja alguna esperanza justo ahí

en el estanque de ese lugar donde guardas

precisamente las cosas de más valor.

Es el lugar donde alguien habla de vez en cuando.

Es el lugar donde reside el núcleo vivo de tu sangre.

A ese lugar llámalo como te guste

de modo que puedes ahora decir sin ningún temor

la oración de tu vida cuando lo necesites,

siempre y cuando descubras a qué se parece

una enorme oreja parecida a la luna.

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