viernes, 22 de agosto de 2014

YO HABLO DEL AMOR

Yo hablo del amor que te viene del cuerpo
de todo el cuerpo,
yo hablo del amor que te cubre todo
que tapa por ejemplo a una mujer como una ola
que se queda un segundo, le pega,
le deja constancia, huella,
y la traspasa más allá
desde el  agua que el horizonte puede ver.
Yo hablo de esa cosa misteriosa que abraza más allá de la luna
 y hasta donde los ojos alcanzan los pobres
con la cabeza arqueada hasta arriba
hasta que se te cae el universo por los agujeros de las corneas
y te preguntas simplemente
esa pregunta sin palabras que te pone a existir
si es que puedes escuchar el silencio.
Yo hablo del amor
como intuición para lo que fui hecho
y como niño que patalea viendo y queriendo
el juguete más querido en el escaparate.
Cómo es entonces que por error ando en estos caminos,
quién contribuyó a dibujarme esta historia involuntaria
y me aseguró que era la vida, la verdadera vida.
Voy caminando porque yo hablo del amor
resolviendo la ruta que me lleve de vuelta
a esa tierra que hay en algún lado
ese lugar prometido de alianza,
yo quiero simplemente entrar a la tierra prometida
no de cualquier modo
sino como un atleta con su máximo esfuerzo
viendo la faja para romperla para siempre,
sin mirar atrás.
Yo quiero una entrada gloriosa y aplaudida
por mis ancestros y los ancestros de mis ancestros,
y después llenarme hasta que más no pueda de absolutamente todo
eso  que algunos llaman alma.
Sentar carpa eternamente
y decirme que todo el viaje fue un mal sueño
salpicado de lucecitas de vez en cuando
siempre insuficientes que te tiene como cazador
en espera de que llegue ese momento agudizando los sentidos,
como desesperado para un segundo de disfrute
que te rompe los huesos brevemente
para devolverte a la tierra del olvido
o los recuerdos que pudieron quedar como resaca
arrugas nomás en algún lugar de lo que se llama corazón.
Yo hablo del amor,
no de la misma letanía que es parecida
y que se paga a precios diferentes
según el lugar del mundo que estés
tu espacio en el casillero social, tu identidad,
tu apartado de correo común o electrónico
cuánto watts alumbra la lamparita de tu cabeza
común o de bajo consumo
sin hablar del tiempo de uso y la garantía,
tus ropas, y más íntimamente, tus calzoncillos
chiquitos o largos de telas diferentes
o lo que sea que seas,
hombre o mujer y lo que uses -si usas-,
la fluidez de que dispones cuando te dicen
compra ya!
sé feliz, compra ya!
disfruta de esta locura
al menos un par de minutos
hasta que un día sepas que te timan
y que de veras eres un estúpido
o lo que es lo mismo un número manipulable
aunque quizás nunca lo sepas
y hasta tengas a mano o en el bolsillo
dos o tres discursos de autodefensa
para quedar bien parado,
habrase visto impertinencia tal
tener que escuchar gratuitamente estas cosas.
Yo hablo del amor
pero no sé bien que cosa es
y cuando empiezo a creer que sé
lo inefable me deja sin palabras
como por ejemplo ahora,
y tu
¿qué sale que valga la pena de tu boca?
¿de qué hablas?

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