Los perros que se me murieron
aquellos que me acompañaron un tramo
apenas un momento del camino
los perros que están en otros sitios
los que nombro y saben quién los nombra
entran en mi alma a lamer esas cuestiones
como heridas de su propia carne
aunque ellos saben y yo sé
que están del otro lado de la nada
que es todo un mundo de misterio
ellos entran despacito a lamerme
moviendo las colas
me miran compasivos
todavía estoy atado
cada día espero mi hueso
orino donde se espera
pido todos los permisos
agacho mis orejas
me siento y espero
los perros que se me murieron
no dan una señal
se van como vinieron
pero el corazón está un poco más tranquilo.
He sido derrotado y es inútil cualquier discurso
la historia la van escribiendo otros
yo sólo resisto
muestro los dientes como me enseñaron
los perros que se me murieron
los perros y cada pequeña revolución perdida
y ladro simplemente
blasfemias como flores perdidas de
esperanza.
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DERECHOS RESERVADOS
Hermoso poema, Sergio,especialmente para cuantos hemos tenido perro y hemos aprendido de ellos.
ResponderEliminarUn abrazo.