Voy retirando
los pocos soldados que me quedan
los retiro
flanqueando la rudeza
sin desentenderme del horizonte
porque no amanece,
el tiempo se espesa
los invasores a paso firme
con música terrible que tiran como obuses.
Hay olor a aserrín en el aire
los imagino en cuerpo y alma impiadosos
sin un libro siquiera de almohada
van a tierra de nadie
me arrasan el ángel que sueña
que soñaba un paraíso ya en ruinas
con el corazón caliente.
Voy retirando la infantería
pasando a retiro los que quedan en pie
y margaritas con pétalos amarillentos
en las tumbas de los caídos
rememorando epitafios
intenciones asesinadas en sus lápidas.
No estaban dispuestos los milicianos
a entregarse ni ellos
ni los que caminan a paso lento con la cabeza alta
porque no se alquilan ni se venden.
Tampoco yo.
Nadie vuelve impunemente
de los días y sus noches.
los pocos soldados que me quedan
los retiro
flanqueando la rudeza
sin desentenderme del horizonte
porque no amanece,
el tiempo se espesa
los invasores a paso firme
con música terrible que tiran como obuses.
Hay olor a aserrín en el aire
los imagino en cuerpo y alma impiadosos
sin un libro siquiera de almohada
van a tierra de nadie
me arrasan el ángel que sueña
que soñaba un paraíso ya en ruinas
con el corazón caliente.
Voy retirando la infantería
pasando a retiro los que quedan en pie
y margaritas con pétalos amarillentos
en las tumbas de los caídos
rememorando epitafios
intenciones asesinadas en sus lápidas.
No estaban dispuestos los milicianos
a entregarse ni ellos
ni los que caminan a paso lento con la cabeza alta
porque no se alquilan ni se venden.
Tampoco yo.
Nadie vuelve impunemente
de los días y sus noches.
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