lunes, 27 de febrero de 2023

ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO

Es que soy un pecador
no un hombre sencillo
hago demasiadas preguntas incómodas
sigo siendo un niño pequeño que pregunta por qué
y no alcanzan las respuestas 
vuelve a preguntar una y otra vez
hasta que se hace odioso incómodo
porque las respuestas escasean
y no viene un no sé sincero
un no sé ¿entiendes?
un no sé qué no tiene acusación ni culpa
es un no sé abierto al misterio
a eso que se ignora por insolvencia
aunque es difícil mirarse al espejo y decir:
soy incompetente,
sé poco y de lo poco, poco.
Cada dedo que señala no me conoce ni quiere
está lejos de cualquier poesía que pasa como pajarito,
como mosquitos que zumban y se aparta a manotazos
cada dedo acusa sin misericordia:
no hay espejo que resista un rostro
que asuma su yo soy:
reconocer el sol cuando aparece por su resplandor
o la más oscura noche en los ojos.
Es que no hay espejo
que soporte la oscuridad ni un ratito
o alma que sobreviva la purificación sin redención.
El caso es que aún estoy aquí entre el cielo y el infierno,
rezo por la misericordia que no llega
y se hace tarde.
"Hice de la fuerza de ánimo mi castillo y mi coraza"
dijo Ibn Hazm.
Sería un buen epitafio.
XXXXXXXXXX

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